La autoeficacia es la opinión que tenemos sobre las posibilidades de alcanzar determinados resultados, es decir, la confianza de alcanzar nuestras metas de manera exitosa.
Este sentimiento acerca de nuestras capacidades y recursos tiene más importancia en nuestra vida de lo que pensamos. Ya en 1986 Albert Bandura, uno de los psicólogos sociales más relevantes, decía sobre la autoeficacia en su Teoría del aprendizaje social, que “esta determinación fortalece el aprecio de uno mismo y fomenta pensamientos como yo puedo, estoy preparado, tengo los recursos para lograrlo, si me esfuerzo es posible que lo consiga.
Nuestra autoeficacia está presente en cómo nos sentimos con nosotros mismos -se relaciona con la autoestima- y también en nuestra actitud y las posibilidades para alcanzar con éxito nuestros objetivos y metas en la vida.
Las creencias que conforman nuestra autoeficacia se forman en la primera infancia, con las primeras experiencias, tareas y situaciones que resolvemos. Pero no termina en la juventud, sino que sigue evolucionando a lo largo de la vida a medida que adquirimos nuevas habilidades, experiencias y conocimientos.
Así, hablamos de personas con un fuerte sentido de autoeficacia cuando presentan las siguientes características:
Por el contrario, las personas con débil sentido de la autoeficacia se caracterizan porque:
Bandura apunta 4 fuentes principales de autoeficacia:
Como concluye Albert Bandura: “Confiar en ti mismo no garantiza el éxito, pero no hacerlo garantiza el fracaso”.
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